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En estos momentos, cuando todavía sentimos el impacto del programa eVictims, emitido el pasado domingo 13 de noviembre, sobre el hilo invisible que une el uso de tecnología (coltán) con el sufrimiento de tantas personas en RD Congo, mujeres y niños principalmente, queremos hablar del papel que puede tener la Trazabilidad como herramienta de cambio para que muchas personas adopten como patrón de compra el Consumo Responsable.

trazabilidad

Desde hace algún tiempo muchas asociaciones civiles nos han recordado que las personas estamos ejerciendo un poder como consumidoras cuando compramos algún bien. Esa pequeña elección privilegia un producto sobre otro, una marca, un lugar de producción y tantas características que van asociadas al producto o al bien. Es éste un poder atomizado que puede convertirse en dominante cuando una masa crítica, vertebrada en torno a una idea, coincide en sus decisiones de compra: elegir o evitar el consumo de bienes cuya producción respete valores compartidos.

En esa línea se adscriben los postulados del Consumo Responsable que ha sido definido como la adecuación del consumo a nuestras necesidades reales y a las del planeta, escogiendo opciones que favorezcan el medio ambiente y la igualdad social. Es una opción ética pero también una herramienta de cambio y, si es necesario, de presión para ciertas compañías productoras.

Uno de los medios con los que contamos para ejercer el Consumo Responsable es la Trazabilidad del producto, en nuestro caso de productos de consumo habitual. El concepto no es nuevo, pues ya se ha impuesto en el ámbito alimenticio y en el farmacéutico, comenzó tímidamente en el sector textil, pero no se ha ampliado todavía a otros sectores.

La norma UNE 66.901-92 define Trazabilidad como la «capacidad para reconstruir el historial de la utilización o la localización de un artículo o producto mediante una identificación registrada»

La trazabilidad, para que sea completa, debe contemplar todos y cada uno de los eslabones de la cadena de producción. Así, cada bien debe incorporar un sistema que ofrezca al potencial consumidor su historial de producción contrastado: es decir, que la persona antes de realizar su compra podría saber si la extracción de la materia prima de la que está hecho el bien, el acopiamiento, transformación, distribución y venta se ha realizado con criterios de sostenibilidad medioambiental y respeto a los derechos humanos.

De esta forma se puede utilizar la Trazabilidad como herramienta de cambio; pero antes debemos explicarla y exigirla. Para tomar decisiones informadas, para poder llevar a cabo un Consumo Responsable.