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La situación actual en Oriente Medio nos lleva a reflexionar sobre el modo en que se manejan los conflictos y los medios establecidos para tratar de ayudar a la población civil.
En ese punto juega un papel muy importante la creación y mantenimiento de corredores humanitarios de los que oímos hablar en los medios de comunicación. Pero comencemos por entender lo que significa esta figura:
Un corredor humanitario es un paso seguro. Se define como un espacio geográfico que las partes enfrentadas acuerdan desmilitarizar para permitir el acceso a una zona en conflicto. Este acceso puede cubrir diferentes necesidades como son los materiales básicos para la ayuda humanitaria (alimentos, medicinas y suministros) o el movimiento de personas para la evacuación de refugiados o extranjeros.
El origen de estos corredores tiene más de treinta años. Se plantea su creación en el marco de las Naciones Unidas en el año 1990 y el Instituto de Derecho Humanitario de San Remo lo incluye en su informe sobre los principios que rigen el derecho a la asistencia humanitaria en 1992. Su uso ha sido fundamental en muchos conflictos, incluyendo los más recientes, como Siria, en 2016, o Ucrania en 2022.
Sin embargo, como todo, los corredores humanitarios tienen sus limitaciones. Veamos cuáles son:

Duración:  Sólo se puede usar durante el tiempo establecido, que se conoce como periodo de emergencia. Su duración dependerá del acuerdo al que puedan llegar las partes o que establezca la comunidad internacional.

Ubicación: Es importante definir una ruta concreta para que pueda accederse al lugar de forma segura y ágil. Para ello es importante en muchas ocasiones llegar a acuerdos con países limítrofes que permitan el paso por su territorio.

Finalidad: los corredores humanitarios garantizan el envío de productos muy específicos como material de cuidados, sanitario y alimentos. En ocasiones también permiten el paso de personas para que la población civil tenga una salida a refugio, o para que los extranjeros inmersos en un conflicto puedan regresar a sus países de origen.

Imparcialidad: debe respetarse la imparcialidad en el conflicto, garantizando que no se desvía la ayuda, y evitando que sirva para favorecer a alguno de las partes enfrentadas.

Desarrollo: se deben poner en marcha de forma pacífica, respetando el orden y la seguridad del espacio en que se ponga en marcha el corredor humanitario.

Lo que estamos viendo en el actual conflicto de Oriente Medio es un corredor muy limitado tanto en el tiempo, como por su objeto: Aún no hay un espacio seguro para el movimiento de personas, y el acceso a ayuda humanitaria es insuficiente. La presión internacional busca ampliar estas limitaciones.