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Hoy nos hacemos eco de la labor de Theresa Kachindamoto, quien, siendo la menor de una familia de doce hermanos, ha llegado a ser Jefa de Distrito en Malaui. Fue su padre quien decidió que Theresa siguiera la tradición familiar y ejerciera de Jefa después de él, ignorando la norma que impedía dar el mando a una mujer.

Rompiendo reglas ha centrado su esfuerzo en evitar los matrimonios infantiles, como cuenta ella misma: “un día encontré a una niña con un bebé llorando en su regazo, le pedí a la niña que llevara al bebé con su madre, pero me explicó que el bebé era suyo. Me dijo que iba a cumplir 12 años dentro de un mes”. En ese momento decidió que eso no podía seguir sucediendo bajo su mandato. Reunió al consejo de jefes de distintas comunidades y les dijo que a partir de ese momento quedaban prohibidos los matrimonios prematuros. Ese mismo día retiró el título de jefe a 15 hombres que se negaron a seguir su orden.

En Malaui la dote que entrega la familia del novio supone un alivio momentáneo de la pobreza y hambre en la familia de la niña, lo que les lleva a recurrir a este sistema. Pero desde que Theresa Kachindamoto, cuyo nombre significa “La que lucha contra el fuego”, llegó al poder ha impedido más de 2.500 matrimonios prematuros.

No sólo se roba la infancia a las niñas, una vez se casan dejan la escuela, por lo que su desarrollo intelectual y sus capacidades quedan mermadas. El objetivo es que las niñas no abandonen la escuela,  promoviendo este cambio se impulsa el desarrollo de toda la comunidad, pues con su salida de la escuela se pierde todo el potencial de esas miles de niñas, que podrían aportar su saber hacer y sus cualidades, además de valerse por sí mismas. La importancia de la educación es fundamental y una vez se pierde esa oportunidad en la infancia pocas posibilidades hay de acceder a ella. Esas 2.500 niñas que en lugar de casarse han seguido en la escuela serán un activo valioso para su entorno, una riqueza para el país y este es uno de los argumentos que se ponen en valor para acabar con una tradición a la que muchos se aferran.

Un cambio que poco a poco se extiende por Malaui de la mano de su primera Jefa de distrito.